martes, 22 de enero de 2008

15º LOBUCHE – GORA SHEP – KALAPATAR ( 5.600 mts ) 4 hrs

Hoy es el día cumbre. Hoy es cuando ha de llegar el momento culminante.Una mañana fría con unas vistas impresionantes, sirven para comenzar la jornada con ilusión.Sobre las 6,30 de la mañana comienzo a caminar ligero de equipaje ( lo dejo en el lodge que recuperaré a la vuelta ). Atravieso un río helado y a partir de ese momento me introduzco en un inmenso valle. La luna me viene a la mente. Es un paisaje lunar, sin lugar a dudas. Las rocas van del color blanco al negro azabache. Se me pone la piel de gallina, al poder escuchar el silencio, que en algún momento rompe una despistada banda de pájaros.



Camino solo. No vuelvo la vista atrás, siento una extraña atracción hacia delante. Puedo comprobar lo insignificante que es el ser humano entre tanta inmensidad. Son momentos que nunca podré olvidar mientras viva.Tras dos horas de camino llego a la primera etapa y última etapa de la jornada: Gora Shep, que debe ser el asentamiento humano más alto del mundo ( 5200 mts) Hay exactamente 3 casas. Es un lujo poder tomarse un té a estas alturas. Comentan que es el lugar , en el que la Coca Cola, es la más cara de Nepal ( unos 2 € ), que tampoco es mucho, teniendo en cuenta que los porteadores deben cargarlas a sus espaldas y caminar días y días.Estoy muy cerca del Campamento Base del Everest, pero decido subir a KalaPatar, que quiere decir piedra negra, por su color. Arriba son las mejores vistas.


Desde Gora Shep se ve KalaPatar, aparentemente fácil. Son las 9 de la mañana y hay un sol radiante. La primera parte de la ascensión es dura por dos razones : es empinada y hay que añadir la falta de oxígeno a esas alturas. Cuento los pasos por minuto y me salen exactamente 49. Cada 10 minutos debo hacer un descanso. Según mis cálculos tardo 45 minutos en ascender 100 mts. Cada paso me supone un esfuerzo sobrehumano. Cada paso que doy me parece perder un kilo. Tengo que decir que han sido los momentos más duros que he pasado en mi vida, pero tanto esfuerzo se ve recompensado cuando llego a la cumbre del KalaPatar ( 5600 mts ) al ver realizado uno de los sueños de mi vida. Me siento en una roca y el espectáculo que contemplo es sencillamente alucinante. En un collado helado diviso 2 tiendas de campaña. Serán montañeros que en los próximos días harán cumbre. Todos los picos de que me rodean : Everest, Nuptse, Lhotse, Pumori son capaces de absorberme .A veces se sienten estruendos. Los glaciares se rompen.Pasada media hora, decido poner música a este espectáculo. Algo que ya tenía previsto desde España y son los cinco primeros minutos de la Opera Carmina Burana. Hacen que todo mi cuerpo se eleve y que no sienta el viento gélido que comienza a soplar. Me hacen la foto de rigor, pero hay que despertar del sueño y volver a la realidad.

Hay que bajar!, y es a partir de este momento cuando comienza el calvario. La cabeza comienza a explotarme poco a poco. El mal de altura empieza a hacer estragos. Creo que puedo controlarlo pero me siento mal y solo...Cuando llego al Lodge de GoraShep, un par de españoles ( Luis y Javier ), me invitan a sentarme. La cabeza me explota y no quiero que nadie me hable. Tengo la boca seca. Estoy deshidratado. Melanie, una guapa canadiense me da una medicina para acelerar la aclimatación y me meto en el saco. La cabeza me sigue doliendo y tengo escalofríos intermitentes.

El tiempo pasa y finalmente me duermo. Entre sueños siento que de repente el dolor de cabeza termina como por arte de magia. Me levanto y sonrío a la gente que previamente me había resultado imposible de mantener una sencilla conversación. El ruido de las palabras me hacía daño.Ceno, me acuesto, me levanto, me acuesto me vuelvo a levantar para tomarme un té calentito y así sucesivamente.Sobre las 2,30 hrs de la madrugada, siento movimiento en la habitación. Hay gente que va a empezar a subirse el Khala Patar. Es una afamada fotógrafa japonesa, que quiere fotografiar el amanecer.



Me levanto... salgo fuera y el espectáculo es alucinante. La media luna está en el zenit e ilumina con luz plateada todas las grandes montañas que me rodean. Se me corta la respiración y siento algo de miedo. Es una sensación difícil de describir. Definitivamente me meto en mi acogedor saco de plumas y me duermo y así hasta el momento del amanecer.Pasaré tres horas viendo amanecer y contemplando como cambian los colores del plateado de la luna, pasando por el anaranjado hasta llegar al brillante insoportable, cuando el sol ya empieza a comportarse como tal ardiente estrella que es.He conseguido lo que deseaba y solo queda la vuelta. He de pasar por el desolado Lobuche, el ventoso Periche y el maravilloso paraje donde está el Monasterio de Thyangboche para saludar a los simpáticos monjes. En Namche me recupero de todo y recojo parte del equipaje que había dejado. En pocos días llego a Luckla, un pequeño pueblo que ha renacido después de la construcción de una espectacular pista de aterrizaje ( esta inclinada y al final de la misma un impresionante cortado ) que lleva y trae a montañeros de todo el mundo.Coincide la vuelta con el día de mi cumpleaños. No hay mejor regalo que sobrevolar los Himalayas. Un ruidoso helicóptero ruso nos transportará de vuelta a Katmandú.Ahí se quedan ellas que al menos sé que me sobrevivirán. Días más tarde en Katmandú un eclipse de sol, puso la guinda a tan maravilloso viaje

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