
Las mañanas empiezan a ser frías a medida que los grandes picos se van acercando. Sobre las 6,30
hrs de la mañana, cuando salgo a lavarme los dientes, me llevo una grata sorpresa al contemplar, como el sol, con un color anaranjado empieza a
iluminar un pico gigantesco de nieves perpetuas. Por un lado y por otro un maravilloso contraluz de otros grandes picos. Comienzo a caminar y siento frío. El sol no ha podido penetrar en el valle. El paso del tiempo hará que me quede en pantalón corto y camiseta.La altitud comienza a
notarse y hay que caminar despacio. A partir de hoy los días se harán más duros.
Namche Bazar es la población más importante de toda la región del
Solu Kumbhu . Es un centro de comercio entre
Tibet y
Nepal. Sus habitantes aún se dedican al comercio de la sal y de las patatas, que han de transportar con los
yaks. Pero la gran mayoría ha empezado a vivir del turismo. Un trabajo más fácil y más rentable. Aquí se puede encontrar absolutamente de todo : panadería, lavandería, oficina de correos, etc... y un banco que me recuerda a los del antiguo Oeste. El sistema se seguridad es simplemente: un añejado vigilante con un trabuco de 2 cañones..La tarde se está poniendo gris. El pueblo se va cubriendo poco a poco. Estoy en lo más alto de
Namche y en solo unos segundos la niebla se ha apoderado del pueblo. Fuera hace frío. En el interior de
lodge donde me encuentro se está muy calentito. La estufa de leña y los tés de jazmín hacen ver a la niebla con un punto de vista romántico.Debo quedarme un día más para
aclimatarme. No en vano estoy a 3500
mts y la falta de

oxígeno comienza a
notarse.Muy de mañana salgo con la intención de dar un pequeño paseo, subir más allá de los 3.800
mts y sin rumbo fijo.A medida que asciendo,
Namche se empequeñece hasta desparecer por completo. El ruido de un helicóptero altera el silencio de este lugar. Es el aeropuerto de
Syangboche. Continúo ascendiendo y a lo lejos veo una construcción de madera. Allí me encamino. Es un
lodge donde pido un té. Al salir fuera cual es mi sorpresa al ver una alucinante cadena de montañas. En medio de todos ellos está el
Everest. La guapa mujer que regenta el
lodge me saca un telescopio y de esta forma tendré la suerte de “tocar “ las cimas de las montañas más altas del mundo. El viento vuela y el frío se me mete por los huesos. He estado alucinado contemplando este maravilloso espectáculo y no me he dado cuenta que el frío es el aliado más fiel de estas montañas. Debo regresar a
Namche y recuperarme .
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